domingo, 17 de mayo de 2009

El resurgir del respeto...





Queremos ser libres, vivir en libertad. Amamos la libertad. Pero no la libertad de uno, aislado, sino la de todos. Reconociendo y acompañando la libertad de los demás: yo soy libre. Y no un poquito de libertad, eso no existe. La libertad es una, inseparable, inmensa.



Libertad...

Para vivir en libertad y ser realmente libres, necesitamos la igualdad. No me refiero a la igualdad de “parecidos”, de pensar y actuar, todos, de similar manera. Me refiero a la igualdad económica y social.


Libertad, igualdad.


La única manera de llegar a la libertad y a la igualdad, y mantenernos en ellas, es mediante la solidaridad y el apoyo mutuo. La solidaridad no es sólo una palabra: es un valor.




Libertad, igualdad y solidaridad. Creo que esta tres palabras, con todo su contenido, pueden resumir lo que buscamos los anarquistas. Creo que esos tres principios los compartimos todos. Son parte de la anarquía, y la anarquía es nuestro fin. Pero para lograr nuestro fin, necesitamos hacer los medios, crearlos, y esos medios tienen que ser consecuentes con el fin. No hay otra manera de lograr lo que queremos. Los medios hacen al fin.



Si queremos llegar a la libertad ¿Podemos manejarnos y relacionarnos de manera jerárquíca?, yo creo que no.



Si queremos la igualdad social ¿tenemos que colocar brechas entre los que tienen mas conocimientos (teóricos o empíricos) y los que poseen menos. Entre los que tienen más trayectoria y los que recién se acercan a la idea? También creo que no. Podemos tener un reconocimiento, es más, me parece muy bueno reconocer la trayectoria, la fuerza y el esfuerzo de los compañeros, es algo que nos hace bien a los que reconocemos y a los reconocidos.
Pero uno de los pilares para que podamos llegar a concretar nuestra idea de igualdad, es el respeto y la sinceridad. Entre todos. Entre los que la vienen pateando hace rato y los que recién se acercan; entre los que conocen más y los que solo se guían por intuición. Además el conocimiento y el aprendizaje son un ida y vuelta.



La solidaridad es un fin, y a la vez, también, es nuestro medio. Como entendemos la solidaridad es importante a la hora de reflejarla. Seguro tiene que ver con el interés por los que nos rodean y las cosas que giran alrededor de las personas. La expresión de ella no puede ser solamente en determinadas ocasiones, es algo que forma parte de lo cotidiano. Podemos elegir con quien nos solidarizamos y con quien no, pero la práctica, como la entendamos cada uno, tiene que ser de todos los días y no solo en ocasiones especiales. La solidaridad es un valor y una practica humana ¿cómo puede ser de otra manera sino?


Los medios y los fines del anarquismo están ligados todo el tiempo con los valores que fomentamos. Valores que están olvidados en esta sociedad, que incluso, por la influencia que ella ejerce sobre nosotros, se nos confunden, se vuelven borrosos, se nos olvidan. Una lucha a dar es que nunca los perdamos de vista, que los fomentemos en nuestra vida cotidiana, que es nuestro campo de acción, que los contagiemos al mundo que nos rodea.



El Estado, el capitalismo y el sistema que lo conforma, nos oprime e intenta someternos y atomizarnos. Hacer de cada uno de nosotros, un ser alienado y esclavizado, con el único fin de sobrevivir en un mundo vacío y en una sociedad con “valores” despreciables. Es por eso que comunicar siempre lo que queremos y de que manera, es importante. Demostrar que no hay solo una manera de hacer las cosas, o que la única opción puede ser la izquierda.



Hoy en día se puede ver un resurgir del anarquismo. Lento, de a poco, pero ahí va. Y en este lento resurgir nos vamos encontrando con los compañeros, y no es fácil.



Los anarquistas siempre hemos sido un peligro para el Estado y el poder. Algunas veces más visibles que otras, pero un peligro, siempre. Por eso han intentado acabar con todo lo relacionado al anarquismo, y esto no es una exageración. En la región en que nos toca vivir, han sucedido muchas cosas nefastas. Se han sucedido las dictaduras y algunas democracias, y todas ellas han perseguido, encarcelado, torturado, y asesinado a compañeros. Entonces si venimos de semejante historia ¿Cómo no va a ser difícil darle vida al anarquismo? ¿Cómo no va a ser difícil encontrarse y entenderse entre los mismos anarquistas? Pero aun así, y con mas razón, esos encuentros son necesarios, y el respeto es la única manera de conseguir esa comunicación tan necesaria.


Juntarnos, charlar, encontrarnos, autocriticarnos, tanto en los encuentros de ocasión, como en las luchas. Entender la crítica y la autocrítica, no de una manera negativa, sino como una necesidad que tenemos para nuestro crecimiento, y siempre con el debido respeto que nos merecemos los compañeros, es realmente necesario.



La historia del anarquismo la han hecho los seres humanos, las personas que han tomados los principios y valores para llegar a la anarquía. La posibilidad de ésta no esta en ningún otro lugar más que en nosotros mismos, en los seres humanos. No somos los que estamos, somos muchos más, y a veces no nos damos cuenta.



MARCOS

1 comentario:

  1. Como organizar asambleas horizontales
    Es el tema que sobre todo a los anarquistas nos interesa pues si hay Caín y Abel es indispensable poner policía en todas partes. Desde luego que creo que no, pero si debe haber mediación para la resolución de conflictos, lo que no significa que sea un puesto fijo, pero si que ambos contendientes deben estar de acuerdo en la persona que se elige para mediar y el trabajo del mediador termina con la resolución del conflicto, resolución que debe ser discutida en asamblea por todos los miembros del grupo.
    Desde luego que para que todo esto pase primero debe haber una asamblea, verdaderamente horizontal en la que todos podamos plantear nuestras diferencias sin temor y esto es lo mas difícil: las Constituciones Nacionales dicen ”sin censura previa” pero no garantizan nada sobre lo que posteriormente nos pasa a los que, con nuestras palabras, molestamos al poder.
    En el mundo esto solo se resuelve con una redistribución equitativa del poder (y la riqueza), es decir solo se resuelve con una revolución.
    Pero en un grupo de iguales se resuelve con una distribución equitativa de riqueza dentro del grupo, por lo menos la del tiempo para hablar, y la experiencia indica que cuando mas corto ese tiempo aumenta la oportunidad para el dialogo y el debate que cada uno tiene sobre todo en las aclaraciones y en las repreguntas.
    Por ejemplo periodos de 20 ó 30 palabras cada uno, sin limite de repetición, pero garantizando que quien no habló, pueda hacerlo con el clásico: quiero escuchar a los demás, dicho por un coordinador elegido por consenso de todos los presentes y cuyo mandato termina el mismo día de la asamblea, o aun antes, si no cumple bien su tarea.
    Desde luego que todas estas garantías no resuelven el tema de las presiones y amenazas del mundo exterior al grupo, cuestiones que aun el cuartel y el monasterio resuelven solo temporaria y parcialmente, pero si permiten que cuando menos el día de la asamblea nos sintamos todos juntos peleando del lado de los buenos.

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